El encanto de Tarzán
Prima facie se aprecian sus admirables habilidades y fuerza física.
Amén de enlistarse entre los mitos de niños criados por animales, aficiona el hecho de que, con él, no se trata de un cazador ni de un domador.
Interesa especialmente su capacidad de dominar el mal comportamiento de fieras y humanos.
Asimismo, asombran sus raras dotes plurilingües -sui géneris-, no obstante ser un hombre-mono.
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