Ferdinand de Saussure
Propuso al signo lingüístico como el elemento primordial de una lengua.
Una apreciación, tangencial a la lógica de su algoritmo, muestra que, entre los más horribles signos, sea por el lado fonemático del significante, sea por lo tocante al significado, se encuentra el de “procrastinar”:
¡Suena mal y hace peor!
Cualquier parecido con la realidad refleja deliberadas intenciones.
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