¡Viva la Independencia!
Eros y Tánatos
Tánatos erótico Eros tanático
Eros sin Tánatos
Adjudicarle la pulsión destructiva a Tánatos se admite de un lego... o de Freud: no de alguien actual dedicado al psicoanálisis.
A continuación, expongo la idea de que la moción destructora emana del llamado Eros.
Recordemos que lo que se capta como vida solo existe en forma de organismo, del reino vegetal o animal.
El cáncer y otros fenómenos proliferativos son muestra de que una intervención ilimitada de Eros culmina en la supresión de la entidad vital. La interposición de Tánatos limita la tendencia al crecimiento anárquico y esto hace posible que el espécimen se sostenga.
A la manera hiperbólica, (el) no “todo” pasa por Tánatos y éste, a su vez, debe descompletar ese “todo” propio de la voluntad erótica.
Desde el nivel especulativo hacia el fisiológico, Eros y Tánatos siempre actúan en conjunto, a predominio de uno o del otro.
El movimiento tanático hace que el ímpetu erótico devenga motor creador.
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