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Él, a un par de meses de cumplir 17 años de nacido, ya contaba -dado que fue parido a término- con 17 años de vida.

Educado con las fórmulas más refinadas que existirán en los siglos venideros, experimentaba una insufrible contradicción: sentía gusto e interés por ejemplares de una especie diferente de la suya.

Para aquellos que "están pez"¹ de cómo funcionará la humanidad en las próximas centurias, se presume que, en tales tiempos, los actuales géneros devendrán especies sin interacción entre sí.

Existirá la especie masculina y la especie femenina.

Como pasa hoy con el caballo (Equus ferus) y la cebra (Equus zebra): sabemos que se asemejan, pero nunca se emparejan. 

En ese mundo ulterior, el joven en cuestión iba pasando, de modo gradual, del lugar de niño hacia el de constituirse en un honorable varón, para los otros varones.

Al experimentar rechazo y desagrado, ante los influjos de su propia especie, lo mortificaba la culpa. 

¿A quién recurrir? ¿Cómo responder a sus ansias heterosexuales? Sin dudas que, de tomar estado público la situación, sería tildado de perverso por el establishment.

Pasaba el tiempo y no daba con la salida. 

La vasta cultura e información, que prosiguió adquiriendo, lo condujo al hallazgo de un texto psicoanalítico, del siglo XXI, titulado "Acerca de la sublimación". El texto se les atribuye a psicoanalistas que desempeñaban su labor en el extinto barrio de Palermo.

Con los años y de resultas de su ingenio, el antiguo texto hallado y la buena suerte logró aprehender los hábitos y modos reproductivos de las variadas especies de aves naturales del planeta Amazonia 4; haciéndose de un verdadero renombre.

¹Estar pez en alguna cuestión significa ignorar totalmente un tema.