Oceánico
Llegué a una pulpería, tirando para el lado de La Pampa.
Los parroquianos me observaron con aire curioso y prudente. Ninguno se atrevió a preguntarme algo.
Pensé: -creerán que vengo del puerto o de la costa-.
Me despaché con malicia: para ensillar al mar, no hay mejor recado que un buque.
Y me fui.
Comentarios
Publicar un comentario