¿Debatimos?

Quién no ha experimentado, al querer disfrutar de obras de ficción, la fiera sensación de no entenderlas. 


Centro la cuestión en la dislexia¹ de numerosos escritores modernos. Como antes no se la trataba, los que la padecían no alcanzaban tareas acreditadas.


Si bien las terapias no llegan a curarla, animan al disléxico al difundido ejercicio del poder (narcisismo), para así conseguir algunos sitiales corporativos. Como resultado, el sentido ético se invierte: ya no serían ellos los deficitarios, sino los demás… por no entender. 


Lo antedicho no es óbice para la dislexia del lector.


¹ Una desorganización ligada al lenguaje; evidenciable en el proceso de aprendizaje, lectoescritura e interpretación.

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