Libido

Sean cuales fueren los géneros que, no sin un montante de perversión, se enlisten, Freud acierta en que se trata de una sola libido.

Respecto de la cualidad exclusivamente masculina de dicho éter, disiento con el pionero del psicoanálisis: sí hay una sola libido, pero de carácter activo: no masculino.

El yerro freudiano se asentó en las prevenciones propias del sistema machista hacia los sujetos del género femenino. 

Tales terrores explicarían la dicotomía que el neurótico establece entre la madre y el recelo a casi todas las demás.

Vaya mundo, el actual, donde la sabiduría escasea y la experiencia prosigue su curso.

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