Otra Cuestión Judía

Quienes hasta la fecha han escrito sobre la llamada “Cuestión Judía”, lo hicieron con escasa objetividad.

Los autores incurrieron en el vicio metonímico de utilizar el título como excusa, para redactar a favor o en contra de los judíos.

Con un propósito de imparcialidad, expondré otro abordaje del tema. Si fallo, como todos los que lo hicieron hasta ahora, ¿por qué yo no merecería análoga indulgencia?


          Una aproximación a la cuestión judía

Con el comienzo de la diáspora el pueblo judío dejó de ser uno y pasó a diversificarse en diferentes grupos étnicos y culturales.

De lo anterior, ¿cuál habrá sido el factor que los hizo perdurables en su, digamos, identidad judaica? 

Propongo, a la manera de una tesis, que la existencia de una nación judía obró como el argumento cardinal, como el común denominador de grupos humanos tan diversos. 

Encuentro en el tabú de la imagen, en el papel de la ley, en el postulado de un Creador equivalente a una especie de vacío, en la supremacía de la letra y el texto, todo lo que hace a lo esotérico de la religión y de la mística mosaica, aquello que ha permitido que se proyecte una nación de carácter virtual, con consecuencias concretas en cada uno de esos pueblos diseminados. 

Desde la constitución del Estado de Israel, sobre todo en el seno de su territorio, las diferencias entre los pueblos israelitas que formaron el país actual tomaron mayor relieve. Paradójicamente, la pertenencia a la nueva nación debilitó la espiritualidad desarrollada durante el tiempo previo. La relación con la nación se tornó similar a la de cualquier otro ciudadano con su patria.

El inmaterial sentido de nación judía, existente antes de 1948, se hizo rudamente concreto y metafóricamente pobre. No obstante que se ha disipado, no ha desaparecido.

Comentarios

Entradas populares