Elí, Elí.
Ella, una muchacha resuelta.
Él, tímido hasta decir basta.
No fue por esto último, quisiéramos creer, que Elí decide dejarlo: se hartó de la monotonía de él, cuyo nombre no sabemos¹. Solo conocemos la expresión desgarradora que brotó de su sufriente alma:
¡Elí, Elí, lama sabactani!²
¹ ¿Se llamaría Yeshua o Jesús?
² En arameo: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" Palabras de Jesús crucificado y agonizante.
Comentarios
Publicar un comentario