Sube y baja

Los vecinos del niño Einstein, el gran físico en ciernes, fueron testigos de cuánto lo aburría jugar en la plaza. Solo lo veían venturoso cuando, acompañado por su tío Norbert, este lo instruía en los principios de la ciencia.

El juego del sube y baja era una de las circunstancias predilectas.

Durante el balanceo, Norbert le explicaba que el juego consistía en dos palancas contrapuestas, con un único eje de giro, regido por el principio físico denominado momento de una fuerza y que, en rigor, debería denominarse sube y/o baja.

Por dicho principio, explicaba Norbert, con un gordo y un flaco, también funcionaría... Albert vivenciaba el portento.

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