¡Ase!
—Si tú asieras con más esmero tus tareas, tus profesores te premiarían—.
Así le habló un alumno de Sudamérica a su camarada de estudios lingüísticos madrileño.
El español intentó no trasuntar soberbia, mas el gesto socarrón se le dibujó.
El rioplatense, con varios títulos universitarios en su colección, captó la burla y lo invitó, también con disimulo, a leer la conjugación del verbo asir¹.
¹ Asir
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