Pilpul al Midrash

Los ángeles despliegan su preponderancia ante Moshé.


Moshé desarrolla superioridad ética ante los ángeles.


Hashem se subordina a sí mismo.


                  Narración


Cuando Moshé ascendió, los querubines les protestaron al Maestro del Universo:


-¿Qué hace aquí uno nacido de mujer?-.


Hashem respondió:


-Él llegó para recibir la Torá-.


Los ángeles cuestionaron:


-La Torá, un tesoro escondido que has ocultado durante 974 generaciones antes de crear al mundo, ¿y pretendes dárselo a la carne y a la sangre?-.


Hashem le indica a Moshé que lo discuta.


Él se atrevió:


-Amo del Universo, en la Torá que me vas a dar, ¿qué está escrito?-.


Hashem le respondió:


-Que soy Hashem, tu Dios, el que te sacó de la servidumbre en Egipto-.


Dicho esto, Moshé interpeló a los ángeles:


-¿Habéis bajado a Egipto? ¿Estuvisteis esclavizados al Faraón?

Si eso no les sucedió, ¿por qué debería ser vuestra la Torá?-.


Y volvió a preguntarle a Dios:


-¿Qué más está escrito?-.


Hashem le dijo:


-Que no tendrás otros dioses delante de mí-.


Moshé encaró directo a los serafines:


-¿Acaso habitáis entre naciones que adoran ídolos para que necesitéis esta especial advertencia?-.


El patriarca volvió a preguntarle a Hashem:


-¿Qué más está escrito en ella?-.


Hashem le dijo:


-Que debes honrar a tu padre y a tu madre-.


Moshé a los ángeles, en voz alta y sabiendo la respuesta:


-¿Tenéis un padre o una madre que haga que el mandamiento de honrarlos adquiera relevancia?-.


La fina argumentación mosaica hizo que los ángeles concordaran en que Hashem había tomado la decisión correcta, al darle la Torá al pueblo:


"Dios Nuestro Señor, cuán glorioso es Tu Nombre en toda la tierra": Así está escrito.


"Tu Majestad está colocada sobre los Cielos": Esto no está escrito

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