Rusia

Descomunal país donde todo es enorme por fuera, excepto su diminuto presidente.

Quien busque abatirse en un océano de desdichas y melancolía sin trasponer la ficción, nada supera a la novela rusa. 

La opresión zarista, la vida en las estepas, el vodka desmedido, la barbarie cosaca o la burocracia bolchevique, el apego a la madre o a las mamushkas, más otras tribulaciones, modelaron el contenido.

Apiádese de los rusos y de quienes emprendan la lectura de Tolstói, Gorki o Dostoievski.

Sus grandes cerebros, productores de tecnología, ocultan el desconsuelo publicitando prodigios que, a la hora de la verdad, causan decepción en el observador.

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